ermitanga

Al margen pero con estilo

7.29.2006

Calentando la pava


Esta semana descubrí que una buena medida para comprobar si es buen negocio un trabajo free lance que uno puede realizar desde su casa (llámese también teletrabajo, vida en jogging, laburo sin jefe respiranucas, etc.) es comprobar si el ritmo que las tareas exigidas a distancia imponen nos permite ejercer la contemplación de la pava mientras se calienta el agua para el mate.

Si la respuesta es "sí": Estamos en buen camino, probablemente contemos con una gran cantidad de ventajas que brinda la vida en jogging, entre ellas cortar la actividad cuando se nos canta para observar algo fundamental que sucede, por ejemplo, en el programa de Rial; interrumpir en cualquier momento para dirigirnos al chino de la otra cuadra a comprar algún artículo de necesidad y urgencia (nunca se sabe si uno va a querer condimentar algo con estragón, por mencionar uno de ellos, por las dudas conviene tenerlo siempre a mano); dormir esa siesta de escasos minutos pero que necesitamos de forma urgente porque si no cumplimos con esa necesidad moriremos en el acto, y otra extensa lista de opciones que nos brinda la vida sin horarios ni exigencias inmediatas.

Si la respuesta es "no": Mmmm...habría que replantearse si realmente es un buen negocio sacrificar ciertas cuestiones sociales, económicas y de otras índoles que pueden brindar los trabajos más "tradicionales", que requieren de nuestra presencia física en algún ámbito ajeno a nuestro hogar, en función de no tener que pensar en el vestuario, los horarios y las infaltables careteadas, pero también debiendo cumplir con exigencias que, según esta nueva medida, si nos impiden contemplar la pava mientras se calienta el agua, porque debemos terminar con algo urgente, probablemente también nos priven de disfrutar las ventajas referidas en el punto anterior, a las que podrían sumarse situaciones francamente lamentables, como por ejemplo tener que interrumpir un llamado telefónico aunque pinte muy prometedor, con la frase "te dejo porque tengo que seguir laburando", mientras probablemente en ese mismo momento existan cientos de oficinistas mantienendo extensísimas y apasionantes charlas telefónicas desde sus respectivos ámbitos de trabajo, con las piernas apoyadas sobre la mesa y una sonrisa de oreja a oreja, dibujada en su rostro en el momento en que su jefe le avisaba por el interno que se retiraba porque se sentía mal.

7.27.2006

El método


El otro día, en cierto evento organizado en importante museo de arte latinoamericano me encontré con un conocido al que no veía hace rato, vinculado por su actividad laboral a la industria editorial. Entre copa y copa (se sabe como es esto, evento sin copa en mano no es evento) y ante la pregunta "¿cómo va el laburo?", formulada por mi persona, este buen muchacho respondió: "bien, pero sigo mandando CV´s a todos lados: nunca se sabe si puede salir algo mejor, pero si te quedás en el molde no va a salir seguro".
Fue entonces cuando vino a mi mente el famoso "Método Ruli de búsqueda permanente", creado por el primo de mi primo Jose (nunca supe su nombre de pila, sólo sé que es "Ruli" y el por qué del apodo está muy a la vista). El mentado método consiste, precisamente, en no conformarse nunca con los logros laborales alcanzados y -como dirían los creativos publicitarios contratados hace unos años por importante bebida cola que no es la roja y blanca sino la otra- animarse a más.
Podría decirse que el método podría estar inspirado en ciertos rasgos de inconformismo, pero permítaseme disentir con esta teoría. La "búsqueda permanente" a la que refiere el nombre alude a cuestiones positivas, a los beneficios y las nuevas posibilidades que vendrán, no desprecia los objetivos alcanzados sino todo lo contrario: propone capitalizarlos en una nueva experiencia, superadora de la anterior, al tiempo que incita a no ceder ante la comodidad, la fiaca y la inacción.
Elevemos nuestras copas por todos aquellos que se animan a llevarlo a la práctica.

Nota de actualización: este post fue escrito en base a una consigna de mi primo Jose. Escribimos sobre lo mismo en simultáneo, ninguno de los dos sabía lo que escribiría el otro acerca del mismo tema. Todavía no leí el suyo, pero vi que coinicidimos en la elección de la foto (era obvio) y, a simple vista, creo que la pifié un tanto con los pasos a seguir para llevar a la práctica el método pero bueno, esto también era obvio, él es familiar directo y conoce el asunto bien de cerca. De todos modos, como casi siempre, lo más importante es la escencia.

7.21.2006

Foto con historia



Buscando en internete algo que nada que ver encontré esta foto, y me llamó la atención.

7.17.2006

Sabiduría oriental


Fui al chino de la otra cuadra de mi casa en un horario en que no suelo hacerlo y, en lugar del tradicional pop chino que suele escucharse habitualmente, me sorprendió una balada arjonesca digna de una símil 97.3 versión oriental que amenizó mi recorrida por las góndolas ahora nuevamente repletas gracias a las bondades de Moyano hijo, padre, tío, primo y demás integrantes del gremio de los camioneros.
La pregunta que esta situación me llevó a formular es la siguiente: ¿habrá un horario para el pop y otro para las baladas?

Fe de erratas: donde dice "97.3", debió decir "97.5". Lo podría haber cambiado directamente, pero me pareció más honesto aclararlo.

7.09.2006

Ronroneando


Alguien a quien conozco desde hace mucho tiempo (demasiado) me hizo una extraña pregunta, que me sorprendió por su grado de obviedad y, hasta, estupidez: "¿por qué te gustan los gatos?".
En el momento no supe, quise o pude responder, o una mezcla de todas acompañada por fiaca (me recordó a una compañerita de escuela, que una vez me preguntó "¿por qué tu hermano es alto"?), pero ahora me pareció una linda excusa para decorar este ínfimo pedacito de ciberespacio con unas fotografías gatunas, y ya que estamos agregar algunas reflexiones trilladas y cursilongas al respecto.

- Quizás son algo parcos, aunque no por eso poco afectuosos.
- Son bastante independientes (alcanza con observar su particular método de aseo corporal).
- Poco afectos a cumplir con monerías a pedido (hacé tu vida y no me rompas, yo no te jodo cuando te tirás a dormir en el sillón).
- Son mimosos (que palabra grasuna, pero cuál si no para definir esas súplicas por un poco de cariño acompañadas por irresistibles ronroneos).
- Nos son sobadores ni obsecuentes.
- Tienen carácter fuerte cuando es necesario.
- Pueden caerse una y otra vez, pero se vuelven a levantar (aquello de las siete vidas).
- Sus miradas dicen más que 10.000 palabras
- Son compañeros.
- Son hermosos.

7.06.2006

Confesión II


Le hice una nota a Gastón Pauls. Debo reconocer que, además de descubrir que es mucho más menudito de lo que se ve en la tele, me pareció un copado.