
Hoy me pasó algo bastante extraño, que paso a relatar.
Tenía turno con mi dentista, que además de dentista es una artista, además de artista es un poco psicóloga y además de un poco psicóloga es uruguaya, y por lo tanto siempre te recibe con mate.
Tengo la suerte y casi la única posibilidad de ir siempre temprano a la mañana, por lo que la extrema luminosidad de su consultorio, sumada a la abundante colección de plantas de su balcón, a su yerba yorugua, sus obras de arte recientes y su garantizado buen humor matinal siempre resulta un cóctel infalible para comenzar el día pum para arriba (si se me permite la noventosa expresión).
Estoy haciendo un tratamiento que me lleva allí una vez por mes, así que ya tengo incorporada la visita a la artista-dentista entre mis actividades cuasi regulares (cuatro semanas pasan mucho más rápido de lo que muchas veces imaginamos) y hoy justo me tocaba efectuar una de ellas.
El asunto fue que por esas cosas de la vida esta vez no pude levantarme tan a tiempo como hubiese debido, ni apurarme como para llegar al consultorio a la hora pautada. Por lo tanto, opté por hacer algo que hasta ahora nunca había hecho: llamarla para pedirle disculpas por el incumplimiento.
El insólito diálogo que mantuvimos fue más o menos así:
Yo- Hola, ¿xxx?
Dentista/Artista- Sí, ¿quién habla?
Y- Qué tal, soy yo, xxx
D/A- ¿Cómo estás, xxx?
Y- Bien, todo bien, te quería comentar que no llegué a horario porque (bla, bla bla)
D/A- Pero igual vos no tenías turno hoy. Acá tengo anotado que a esta hora venía Dolly.
Sí. Exactamente así. Tal como lo leyeron. La charla se detuvo ahí durante un instante, por la sorpresa que me provocó la pronunciación de ese nombre, de "mi" nombre, que correspondía a una supuesta usurpadora de mi turno. Luego continuó, entre otras cosas la dentista-artista descubrió que no había pasado a la agenda de su secretaria mi turno de hoy y se lo había dado a esta "otra" persona, pero el resto de la conversación no viene al caso.
La cuestión es que después fui a última hora, logró atenderme, pude apreciar algunas de sus nuevas creaciones artísticas con motivos de vaquitas de san antonio como las que ilustran este post* (soy fana de ellas), prometió llevarme para la próxima otras creaciones con similares motivos que me quiere regalar y luego de una breve seudo-sesión psicológica nos despedimos.
Antes, me comentó como al pasar: "Al final, Dolly tampoco vino hoy a la mañana".
Se me ocurre una única reflexión: andá a cantarle a Borges.
* En realidad, las vaquitas de la foto no tienen nada que ver con las creaciones de mi dentist, pero me parecieron lindas igual.